Parece que vivimos bajo la lupa del “otro”. Desde que naces te hacen el Apgar que es para ver qué tan bien está el bebé. Sacas 10 si el color, pero si lloraste, pero si bla. Desde que nacemos estamos bajo el escrutinio de otros seres “superiores”.
Luego, nuestros papás y lo que saben que “debes hacer” en cada etapa. Que si levanta la cabeza, que si pura leche materna que si las alergias y la madre…miles de otras condicionantes y evaluaciones. Qué si gatea, habla, ya debería…etc.
Luego llega el primer casting, que en realidad es de los papás, que buscan la mejor escuela. Observan los criterios que son importantes (que principalmente debieran ser valores, pero ahí empezamos con el sesgo). ¿Cuál es la escuela que le caería mejor a mi hijo o la que me dará más estatus? Por su lado las escuelas filtran y consideran a sus alumnos que también tienen su propia escala de valores e intereses de por medio.
De ahi los exámenes periódicos qué hay que hacer y seguir bajo la lupa y la opinión de los que nos rodean. Tratando de pertenecer o ser rebeldes, pero así…y si hay cambios de escuela lo mismo. Hay que escribir porqué quieres entrar y qué ofreces.
A los grupos de amigos a veces es más sutil, y ademas las reglas no son claras. Eres parte pero no cumples con x o Y y te excluyen, o no le entras a lo que hacen y hay una selección natural… y de ahí las universidades.
Para la universidad ya debes saber cuál quieres pero basado en qué te gusta y para qué eres bueno. Eso si tienes suerte de poder escoger sobre lo que tus papás quieren que seas y te van a pagar.
De ahí que el subsistema y para el real. Un voluntariado, misiones, posgrado, etc. Un casting tras otro. De ahí ya no hay descanso. Si escoges bien lo que quieres hacer, hay la vacante en una organización con valores como los tuyos queda esperar que los procesos de selección sean por tus aptitudes, habilidades, capacidades y recursos para resolver contestar y actuar. Queda confiar en que no sea cosificante como casting de televisora por tu linda cara, tu apariencia o estatus y te juzguen por dónde estudiaste o algo que realmente no importa… créanme que yo que conozco de fondo organizaciones filantrópicas en todo México, me atrevo a decir que es difícil, que en todas partes se cuecen habas y para cambiarlo (si tienes la autoridad o poder para hacerlo, no es nada fácil).
Cuando algo es para ti, ni aunque te quites. Me pasó en mi última entrevista de trabajo. Ya llevaba 2, una con la directora y otra con el comité del patronato. Faltaba la más importante, con el presidente del patronato que trabajaba en una colonia complicada de acceder. Todo el tiempo calculado para llegar hasta antes por el tráfico de la Ciudad de México de locura siempre. Pero la noche anterior, había llovido de locura. Tenía dos botas para llegar y ya más cerca, parados…llegué solo por no dejar 50 minutos tarde. Para cualquier reclutador eso ya es un no rotundo. Muerta de la pena llegué y expliqué lo que había sucedido. El tenía una cita pero me dijo que me recibiría brevemente. Nos sentamos a platicar, un intercambio tan acertado, todo fluía y me sentí súper bien. Duró más de una hora. El trabajo fue mío y fue una experiencia maravillosa que me ayudó a recuperarme a mi y a hacer cosas maravillosas con la gente. Siempre se lo voy a agradecer.
Si es un trabajo fijo, cada vez qué hay evaluación lo mismo, pero si trabajas para clientes, primero la venta es uno y luego cada entrega y de ahí si te quieren pagar o te hacen hacer miles de cambios hasta que quede como lo quieren (que no es lo mismo que acordaste en un inicio).
Pero lo más importante son las parejas. ¿Es un casting? Si, igual vas calando cada pregunta y respuesta, pero más la vibra, la química y la compatibilidad. El problema es que ahí el corazón no dice lo mismo que la razón y cuando no somos congruentes, nos metemos en problemas.
Yo que era muy racional, por mi falta de autoestima por sentirme tan sola de chica, echaba muchos requisitos por la ventana. Y qué no me importe el coche, la familia, el trabajo, mientras tenga buen corazón… lo que me falló es mi sentido rescatista de gente herida. Lo mismo con las amigas… muchas sanas y muchas no tanto.
Seguimos con los castings con los hijos, el como ellos lo sufren y a veces lo tomamos personal. Y ahora que me enfrento a querer abrirme a otros horizontes y cambiar de energía, tener amigos hombres aquí (a distancia tengo varios buenos que adoro) y no hay muchas maneras de conocer gente que no esté en tu círculo.
Tengo amigas que han entrado muchas veces a apps, con buena suerte y otros con mala suerte…como en todo, pero ¿en qué te fijas? En las fotos obvio no, sirven para eliminar a varios de una vez, pero lo que escriben es más importante. De ahí ya la plática. Ahora no se si me voy a atrever a conocer a alguno o no, pero al menos he abierto mi corazón a la posibilidad de algo diferente.
No es el casting de mi vida, seguiré eligiendo con el corazón. Siempre lo he hecho, amigos, parejas, trabajos, empleados, equipo comunidades…es lo mío. Pero ahora si estoy muy atenta a cómo me siento y mi cuerpo ante la persona. Nada de minimizar o evadir. Hay asuntos no negociables y listo. Si me equivoco, está bien, cierro y termino, pero mis límites están y estarán bien puestos para aceptar solo lo que va conmigo, me hace más ligera y vibrar más alto.