Tengo que ver cómo aplazar un poco esas terapias. Que es mejor que lidiar con el o qué explote y estalle el asunto, si, pero me sigue disparando sentimientos que no me gustan. A veces sigue teniendo control sobre mi, sabe cómo manipularme y engancharme. Hice muy buen trabajo en mantenerme ecuánime y no decir nada de sus incoherencias durante la terapia postmoderna (FaceTime), pero la verdad no las extrañaba nada. 6 meses sin ellas y fue maravilloso.
Hoy mi terapeuta me preguntaba qué emociones tenía, que veía cómo estoy manejando todo de maravilla, voy con la Nutrition Health Coach, hago ejercicio y todo pero ¿cómo me siento, cómo manejo mis emociones? Por un lado escribiendo aquí y hablando con amigas que tanto ayuda. Me pidió mencionara las emociones que tenía y fueron: enojo (y coraje), miedo y tristeza). Me pidió las describiera y les volteara el significado a lo positivo que siempre tenemos pero que muchas veces elegimos no ver para seguir en la postura de víctimas y yo ya no quiero estar ahí.
Pero hay días que si son emocionalmente agotadores, pues además de manejar las emociones de mis hijos, ser chofer, chef, y Zoila (qué lava dobla, recoge y persigue chamacos) y acabar agotada y sin poder hacer mucho más intelectual me dijo (y lo había olvidado) que yo estaba sola y haciendo todo sola porque yo quería. Me causó mucho enojo y coraje. Porque la verdad estoy haciendo maravillas. De tener dos papás disfuncionales (estando con el muchas veces estaba disasociada y me jalaba demasiada energía) que además estaba frustrada y enojada por el perpetuo bullying, les estoy dando una mejor mamá, enseñándoles que no deben aceptar el bullying de NADIE; ni de su papá, ni de sus maestros o de sus «amigas», pues es inaceptable y es indispensable contar con límites, identificar cuando alguien los está traspasando y tomar acciones en contra de ellos. ¡¡¡No más!!!
Ya tenía tiempo de no tener miedo y qué rápido se acostumbra uno. Sus amenazas, sus intimidaciones primero de ataque, luego promesas de abandono, luego que viene, y por último que me pone el ultimátum de junio. Me promete que no me va a hacer nada, que soy la madre de sus hijos (con un tono inaudito), pero ¿cómo no puede ver todo lo que ya nos hizo? Dijo que allá ve a «miles de gueyes que son 💯 veces peor y que los ve diario y que allá es normal». Bendito Dios que no estoy allá, que estamos sanos y salvos y lejos de él aunque sea en el país más loco para migrantes en tiempos de Trump. No tengo miedo porque sé que no va a venir, él tiene miedo del cuatro que yo le haya podido poner y que lo priven de su libertad (sabe que tiene cola que le pisen) y tan solo me quiere manipular a egresar y ahí si me agarra y castiga si no quiero estar más con él. Con el dolor de mi corazón, pero si jamás puedo regresar a México por mi seguridad, estoy en paz con eso. El no vendrá y a mi Dios y el Universo me sorprenderá con lo que me tiene preparado. Hoy en la mañana después de meditar me quedé dormida y soñé que estaba en un Albergue y los niños en otro. Era extraño pero sanos y salvos. Lo volvería a hacer y no necesito seguir huyendo. No llegará a mi y el miedo no me controla. Soy amor y eso es mucho más poderoso que el miedo. Así que el miedo no va a manejar mi coche. Se puede ir a la cajuela…
Y la tristeza que solo de pensarla hoy ahí o ahora mis ojos se llenan de lágrimas. Tanta tristeza que se siento por nosotros por toda la gente que dejamos y lo difícil que ha sido reponernos y estar en el camino de la sanación, me da una inevitable tristeza. Esas expectativas que uno tiene y nomas no se cumplen son traicioneras.
Viviré en el aquí y el ahora dejando mis pensamientos atrás y en la medida de lo posible alargaré las semanas para tener menos sesiones y veré cómo no me afectan tanto. Bendita distancia que previene que la toxicidad me vuelva a tomar por sorpresa. La (nueva) psicóloga de mi hijo me preguntó si soy codependiente. «NO» le contesté, lo era. Ya sané. ¡Fuera tóxicos de mi vida❣️ Hay que ser claros con el lenguaje y creérnoslo nosotros primero. Esa realidad está llegando a mi. Yo la he creado. No me hace falta nadie para completarme. Estoy entera, soy coherente y estoy llena de luz.
ESCAFANDRA
Es una locura vivir desde el pensamiento, creyéndote todo lo que se te pasa por la mente. Una locura cotidiana, “normal”, pero locura al fin y al cabo. Es como ver la vida desde una escafandra. Una escafandra que te separa y te aleja del mundo con un grueso cristal de pensamientos.
Da igual que sean “positivos” o “negativos”. Cuando estás muy pendiente de ellos, los pensamientos son una cortina de humo que se interpone entre la vida y tú. No es lo mismo decir “la luna está preciosa” que mirarla y sentir un estremecimiento ante su belleza. Y no hay que recurrir a la luna o a los atardeceres, la misma emoción se puede experimentar mirando la hoja de un árbol, un gato, unos ojos, un rayo de luz, una bolsa de plástico revoloteando por el aire…
Cuando ocurre algo así, cuando miras y, de verdad, ves, el carrusel del mundo deja de girar, el tiempo se detiene… Son momentos que no se pueden describir. Momentos en los que sientes que estás justo donde tienes que estar, que la vida es perfecta. Que estás vivo.
¿Te ha pasado alguna vez? ¿Lo recuerdas? ¿Qué estabas pensando entonces?
Lo más probable es que en ese momento tuvieras pocas cosas en la mente, que tu atención estuviera concentrada en lo que estabas haciendo. Quizá hubiera pensamientos de fondo, pero eran personajes secundarios de la obra. Lo importante era lo que tenías entre manos, tocar, mirar, hacer…
Tenías pensamientos, sí, pero los pensamientos no te tenían a ti.
Te sentías libre, ilusionado, contento. Y sin la menor idea de lo que iba a pasar al segundo siguiente. La vida era una aventura, no un conjunto de problemas.
Era una nueva manera de vivir, y en realidad era la más vieja del mundo.
Tú ya vivías así cuando eras niño. ¿Te acuerdas?
Las cosas eran más sencillas y más reales. Estabas más presente, disfrutabas de la vida. Y apenas te salías del patio del ahora. Todo lo más, alguna excursión al futuro para pensar: “¿A qué jugaremos mañana? ¿Qué me traerán los Reyes Magos?”.
Ya sé que no se puede estar en otro lado que en el patio del ahora, pero puedes estar dormido (como si estuvieras enterrado bajo él). No es tan raro, ¡yo me he pasado años! Por eso, lo que quiero para ti y para mí es, simplemente, un milagro: que salgamos del sueño y abramos los ojos.
¿Te atreves…?
Del libro IMPARABLE
A. Luis Gómez Molero